Rincones de Paz. Capítulo 3

Tras dos años ya lejos de casa, al otro lado del mundo, a veces uno se para a pensar lo que te ha llevado hasta aquí y el balance de cosas positivas y negativas, que de todo hay.Una de las más positivas siempre es descubrir lugares con los que conectas de un modo más espiritual, no solamente bonitos, hasta el punto de que incluso te sientes feliz cada vez que estás allá. Uno de esos lugares a los que sin dudarlo irías a vivir porque todo parece estar hecho para ti. Yo no tengo la suerte de vivir allí, pero sí de estar bastante cerca, con lo que cada vez que puedo, ¡me voy a Yellow Springs, Ohio!

Fundado por artistas, funambulistas y bohemios, cada calle es una obra de arte. Pasear por sus calles en un lujo para los sentidos, seguramente durante tu paseo escuches varios artistas cantando en directo o incluso actores interpretando. Muchas casas, aceras y bancos están decorados por artistas locales. Las tiendas poseen artesanía local, productos ecológicos y hacen a su vez de galerías de arte donde se exponen obras pictóricas o escultóricas. Los bares son acogedores y harán que te teletransportes a otras épocas: música en directo, velas y libros a disposición del cliente, además en casi todos encontrarás comida orgánica casera. ¿Tienes perro? no hay problemas en la mayoría de sitios, nuestros peludos pueden entrar y si es jueves, llévatelo a la biblioteca, es el día de “lee para tu perro”.  Hay cocina internacional, lo que es increíble para un sitio donde tan solo viven 3500 habitantes, y que, creedme, es algo muy importante ya que en este país la oferta gastronómica es bastante escasa en variedad.

El pueblo es realmente bonito, es agradable pasear por sus calles. Lo mejor, sin embargo es el entorno que lo envuelve, naturaleza salvaje, lagos, bosques absolutamente hermosos, sobre todo en el otoño. La localidad cercana de Clifton es también un pintoresco lugar que se puede explorar. Quita la respiración la belleza de los senderos que te llevan por lugares paradisíacos, cascadas naturales, viejos molinos e historias de fantasmas. Toda la reserva natural de Glen Helen, rodeando ambos lugares, es un lugar donde sentir la cercanía con la madre naturaleza.

Acabamos siempre el día en la Yellow Springs Brewery, donde podemos charlar animadamente con todo el que ande por allí tomando su excelente cerveza artesanal.
Antes de volver a la cabaña, comemos algo en la orilla de alguno de los lagos naturales que rodean el lugar. Quizá mañana caminemos hasta Dayton por la misma ruta por la que se ha caminado durante décadas.

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